La naturaleza es un libro sagrado que contiene la ley de la vida

Fíjate en ella y sabrás cómo debes orientar tu vida

Te han llamado para conquistar el mundo de lo posible

Es hora de que te lo creas y avances

La verdad que resplandece en el cielo

Es la misma que debe ser plantada en la tierra

La sed de conocimientos, el hambre de Verdad, de Belleza y de Sabiduría

Deben presidir tu vida y lanzarte hacia adelante

Enciende tu hoguera de la voluntad

Porque a través de ella podrás conseguir lo que te propongas

Apocalipsis, el camino del conocimiento (8, 1ª parte)

1.- "Cuando abrió el séptimo sello, hubo un silencio en el cielo por espacio de media hora" (Apocalipsis 8-1).

Los que viven en contacto con la naturaleza conocen esa calma que precede a la tempestad, la detectan y saben que la tempestad va a enseñorearse de los cielos cuando aquel apacible silencio toque a su fin. Ese proceder de la naturaleza se encuentra programado en todas sus gesticulaciones, y cuando el mundo en que vivimos esté próximo a su destrucción, habrán cesado las guerras, los hombres se entenderán, el porvenir parecerá ensueño... Las gentes comerán, beberán, sexearán, se entregarán a sus prácticas perversas diciéndose que aquello es lo saludable, lo moderno, lo que rejuvenece, y estarán más convencidos que nunca de que el mundo carece de reglas trascendentes, carece de finalidad, y que es el hombre mismo quien se ha inventado una divinidad para conjurar su miedo al vacío; pero he aquí que ese ser humano ha llegado a la edad adulta y ahora ve claramente que la Vida empezó con un choque casual entre dos moléculas, o algo así.

2.- En la Lección 6ª hemos visto como al abrirse el sexto sello comienza la hecatombe en la Tierra y como los reyes, los poderosos, los magnates quedan sepultados en su entraña. Hemos visto después que los mensajeros del Nuevo Mundo detienen ese proceso destructor

Apocalipsis, el camino del conocimiento (7, 2ª parte)


12.- "Después de esto, miré y he aquí que había una gran muchedumbre que nadie podía contar, de toda nación, de toda tribu, de todo pueblo y de toda lengua. Estaban ante el trono y ante el cordero, revestidos de vestiduras blancas y con palmas en las manos. Gritaban con voz fuerte, diciendo: La salvación está en nuestro Dios que está sentado en el trono, y en el cordero. Y todos los ángeles estaban alrededor del trono y los ancianos y los cuatro seres vivientes, los cuales inclinaron sus frentes ante el trono, adorando a Dios y diciendo: ¡Amén! La loanza, la gloria, la sabiduría, la acción de gracias, el honor, el poder y la fuerza estén con nuestro Dios por los siglos de los siglos, Amén... Y uno de los ancianos tomó la palabra y me dijo: Los que están revestidos de vestiduras blancas, ¿quiénes son? Y ¿de dónde han venido? Yo le dije: Mi señor, tú lo sabes. Y él me respondió: Son los que vienen de la gran tribulación; han lavado sus ropas y las han blanqueado con la sangre del cordero. Es por ello que están ante el trono de Dios y le sirven día y noche en su templo. El que está sentado en el trono extenderá sobre ellos su tabernáculo y ya no tendrán más hambre, ni sed, ni caerá sobre ellos el sol, ni ardor alguno, porque el cordero que está en medio del trono los apacentará y los conducirá a las fuentes de las aguas de la vida, y Dios enjugará toda lágrima de sus ojos" (Apocalipsis VII, 9-17).

13.- Hemos visto, a lo largo de esta Enseñanza, como todo lo descrito en la crónica sagrada tiene como protagonista y como escenario al ser humano. En nosotros está el Ego-Dios, sentado en el Trono y con todos sus Poderes

Apocalipsis, el camino del conocimiento (7, 1ª parte)


1.- "Tras eso, vi cuatro ángeles que estaban de pie sobre los cuatro ángulos de la tierra y retenían los cuatro vientos para que no soplasen sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre ningún árbol. Vi otro ángel que subía del lado del sol naciente y tenía el sello de Dios vivo, y gritó con voz fuerte a los cuatro ángeles a quienes había sido dado de dañar la tierra y el mar, diciendo: No hagáis ningún daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos marcado con un sello en la frente a los servidores de nuestro Dios. (Apocalipsis VII, 1-3)...

2.- Vemos en este punto como los ángeles aparecen siendo portadores de designios contradictorios, señal de que no obedecen a un mismo Señor. Los traductores del Apocalipsis dan el nombre convencional de Ángeles a las jerarquías espirituales que aparecen en la visión de Juan. Ciertos traductores los denominan simplemente Mensajeros, expresión más apropiada en este caso ya que los cuatro que se proponen detener a los vientos son mensajeros de Jehová, mientras que el que sube del lado del Sol Naciente, es un mensajero del Hijo; o sea, los cuatro primeros son Ángeles al servicio de Binah y el otro un Arcángel al servicio de Hochmah-Cristo. Unos han recibido órdenes de liquidar el mundo antiguo, retirando el elemento Aire, que constituía uno de sus Servicios. El otro, en nombre del nuevo soberano, les pide que no interrumpan el servicio

Apocalipsis, el camino del conocimiento (6, 2ª parte)

(Árbol Sefirótico de Knorr de Rosenroth, aparecido en su Cábala Denudata (1.677). El Zodíaco aprovisiona los Séfiras y advierten en el triple Abismo los Desperdicios que alimentan, en última instancia, a las Bestias Feroces).

12.- El jinete del Caballo Negro representa pues el Ardor por lo Justo, nuestra capacidad de intercambiar unos valores por otros, de apreciar las equivalencias y saber lo que puede sacarse por las cosechas de nuestro mundo en el otro al cual vamos...

La cabalgata del Caballo Negro por nuestro mundo interno también producirá efectos en la vida social y nos convertiremos de algún modo en Agentes de Cambio que, al igual que los banqueros cambian euros por dólares, libras, etc., veremos acudir a nuestras ventanillas gentes que vienen a que les cambiemos los valores internos y que les facilitemos la moneda en curso en ese otro universo. Ser factor de cambio es uno de los papeles que tenemos que interpretar. Tenemos que ser ese jinete que va por el mundo con la balanza, símbolo del signo de Libra, que supone haber salido de la división creada por la emotividad para entrar en el universo unitario. Mejor ser factor de cambio cuando el viejo mundo no ha entrado aún en crisis. Porque al serlo en la hora final, en el momento crítico, se nos puede acusar de traficar con la emigración. Ahora hay en el mundo muchos emigrantes, gentes que van de un país a otro, de un continente a otro, y ello es síntoma claro de que el Apocalipsis se está gestando

Apocalipsis, el camino del conocimiento (6, 1ª parte)


1.- "Estaba mirando cuando el Cordero abrió uno de los siete sellos y había uno de los cuatro vivientes que decía como de una voz de trueno: ¡Ven! Miré y he aquí que ha aparecido un caballo blanco. El que lo montaba tenía un arco; le fue dada una corona, y partió vencedor y para vencer". (Apocalipsis VI, 1-2)...

Con este 6º capítulo, consagrado al Phe y al Vav, empieza la fiesta. Comienzan a correr esos 4 Caballos que, traspasando los confines del mundo sagrado, han cabalgado en las novelas, en el cine, los pintores los han inmortalizado en sus lienzos y se han establecido en el lenguaje coloquial. ¿Quién no ha oído hablar alguna vez de los cuatro jinetes del Apocalipsis? Al sondear el misterio de ese 6º capítulo de la Revelación de Juan, que es al mismo tiempo el misterio de la letra Phe de retorno y de la lámina 17 del Tarot, debemos empezar por entender lo que representa el Caballo.

Si acudimos a los Mitos, que son relatos inspirados por las entidades divinas, como lo es el Apocalipsis, vemos que el Caballo es un don de Neptuno-Poseidón. Nos dice la crónica mitológica que cuando la diosa Atenea y el rey del Mar competían por obtener el patronazgo de la ciudad de Atenas, Neptuno hendió la Tierra con su tridente y de esa herida apareció un Caballo, que era la ofrenda del Dios a la ciudad. Perdió sin embargo la competición, pero ahí quedó el caballo que, desde entonces, estaría presente en todas las guerras

Apocalipsis, el camino del conocimiento (5, 2ª parte)

12.- Vemos en este punto de la Enseñanza como el que es encontrado digno de abrir el libro tiene el aspecto de un "cordero como inmolado". Difícilmente hubiese podido encontrarse una imagen más perfecta para describir a ese ser que ha decidido pasarse al otro continente espiritual.

En efecto, hemos visto, cuando nos hemos referido al signo de Aries, tanto en las lecciones de Astrología como de Evangelios, que es la puerta de comunicación entre la divinidad y el hombre. De Aries nos viene el Designio del Ego, de nuestra divinidad personal, y el signo de Aries es representado por un cordero. Es el Cordero Divino que, al ser sacrificado, salva de la muerte... Así le sucedió, recordémoslo, al Pueblo Elegido que, cuando se disponía a salir de Egipto, se salvó del Ángel de la Muerte gracias a la sangre del cordero que embadurnaba las puertas de sus moradas. La inmolación de esa fuente de energía cósmica y su absorción por nuestra parte, nos permite seguir viviendo y nos permite alejarnos de las tierras de la esclavitud, escapando a la autoridad de ese Faraón interno que nos obliga a realizar duros trabajos sin esperanza de recompensa.

El sacrificio del Cordero de Aries significa para nosotros cargarnos de Voluntad, atributo de Kether-Padre-Ego y es esa Voluntad la que pone en movimiento