(Árbol Sefirótico de Knorr de Rosenroth, aparecido en su Cábala Denudata (1.677). El Zodíaco aprovisiona los Séfiras y advierten en el triple Abismo los Desperdicios que alimentan, en última instancia, a las Bestias Feroces).
12.- El jinete del Caballo Negro representa pues el Ardor por lo Justo, nuestra capacidad de intercambiar unos valores por otros, de apreciar las equivalencias y saber lo que puede sacarse por las cosechas de nuestro mundo en el otro al cual vamos...
La cabalgata del Caballo Negro por nuestro mundo interno también producirá efectos en la vida social y nos convertiremos de algún modo en Agentes de Cambio que, al igual que los banqueros cambian euros por dólares, libras, etc., veremos acudir a nuestras ventanillas gentes que vienen a que les cambiemos los valores internos y que les facilitemos la moneda en curso en ese otro universo. Ser factor de cambio es uno de los papeles que tenemos que interpretar. Tenemos que ser ese jinete que va por el mundo con la balanza, símbolo del signo de Libra, que supone haber salido de la división creada por la emotividad para entrar en el universo unitario. Mejor ser factor de cambio cuando el viejo mundo no ha entrado aún en crisis. Porque al serlo en la hora final, en el momento crítico, se nos puede acusar de traficar con la emigración. Ahora hay en el mundo muchos emigrantes, gentes que van de un país a otro, de un continente a otro, y ello es síntoma claro de que el Apocalipsis se está gestando
en la oscura entraña de la Tierra.
13.- "Cuando abrió el cuarto sello, oí la voz del cuarto ser viviente que decía: ¡Ven! Miré y he aquí que apareció un caballo de color pálido. El que lo montaba se llamaba Muerte y lo acompañaba Hades. Le fue dado poder sobre la cuarta parte de la tierra, para matar a los hombres con la espada, el hambre, la mortalidad y por las bestias feroces de la tierra (Apocalipsis VI, 7-8).
Este cuarto caballo de color pálido es el que representa al cuarto de los vivientes, que aparece bajo la forma de un Toro y representa el elemento Tierra en su más perfecta expresión, en Tauro, signo al que se atribuye el color amarillo pálido, que es el de Venus, planeta que lo rige. Aparece acompañado de Hades-Plutón que, en la Mitología, es el Dios del Infierno, el que regenera y purificar toda vida que ha caído en las regiones inferiores del Mundo del Deseo. Así pues, ese jinete llamado Muerte es acompañado del Poder Regenerador o Poder Purificador.
Le fue dado poder sobre la cuarta parte de la Tierra, dice Juan y esto ha dado lugar a toda suerte de conjeturas. Para los estudiantes de esoterismo la interpretación de ésta secuencia no ofrece dudas. Sabemos que en la 5ª Ronda de ese 4º Día de la Creación en que estamos viviendo, desaparecerá el cuarto de los Elementos presentes en la actual etapa, o sea, el elemento Tierra. Esta Tierra que nos ha servido de escenario y campo de pruebas va a desaparecer y la Vida se desarrollará en ese nuevo Continente que conocemos con el nombre de Mundo Etérico y ese 4º jinete será el liquidador del 4º Elemento, o sea, la cuarta parte de los componentes del mundo de hoy.
14.- El proceso de destrucción del elemento Tierra se realizará de cuatro maneras: con la espada, el hambre, la mortalidad y las bestias feroces. Si nos preguntáramos ahora porque se formó el elemento Tierra, tendríamos que responder que nació de la necesidad del ser humano de ver más claras las cosas; la necesidad de escenificar sus impulsos, ver sus ideas y sus sentimientos convertidos en personas reales, que se mueven, hablan y gesticulan, y no como en las novelas, cuyos personajes producen en nosotros sentimientos e ideas, pero no los vemos moverse ni hablar. Como la naturaleza divina disponía de 4 elementos, integrados en el Nombre Yod-He-Vav-He, los desplegó, y notemos de paso que ese 4º elemento es una repetición del 2º, el He; o sea, el Deseo, el Agua, manifestándose en la Forma. En realidad los elementos divinos son tres: el Yod-He- Vav, y el cuarto es una posibilidad inherente al potencial de los Tres, que podía o no manifestarse según fuera o no necesario. Lo fue.
Siendo el 2º He-Tierra una proyección del 1er He-Agua, cuando la necesidad de escenificación desaparece de nuestros Deseos, desaparecen igualmente las partículas de materia a que da lugar tal necesidad. Esa es la muerte de la cuarta parte de nuestro mundo por la Espada, es decir, por el Discernimiento. El hombre se da cuenta de que el mundo físico es una proyección de la naturaleza interna, como las imágenes que aparecen en la pantalla del cine son una proyección de las que se encuentran en la cinta, transportadas por la luz, por el Fuego interno de cada uno, y corta la proyección.
Este corte produce la desaparición de nuestra Tierra. En efecto, si no necesitamos ver nuestros deseos escenificados en el mundo físico, este mundo físico ya no sirve para nada y por consiguiente este mundo desaparecerá de nosotros o, mejor dicho, nosotros desapareceremos de él. Si esta toma de conciencia fuera instantánea y total, y no progresiva, ello podría traducirse por una muerte física inmediata, para ya no volver a renacer en el mundo físico. Pero las imágenes vivas a las que nuestros deseos han dado corporeidad nos obligan a servirlas y por ello, cuando ya hayamos comprendido mediante el poder de la Espada, mediante el Discernimiento, que nuestro mundo material ha de desaparecer, permaneceremos aún en él, movilizados al servicio de aquellos que hemos esclavizado y convertido en actores de nuestro drama humano.
Progresivamente, al poner fin a nuestro mundo material, vamos exterminando de él a esos protagonistas de la historia de nuestra vida, convirtiéndolos en actores en paro que, al no tener papel, no tienen tampoco necesidad de descender al mundo material. Pero a esos que hemos reducido al paro por haberlos eliminado de nuestra Obra, después de haberles dado papel en docenas de encarnaciones, los tendremos que instruir sobre lo que nosotros sabemos y ellos no, porque de no hacerlo así, ellos nos obligarán a tomar Tierra y formar de nuevo la "compañía".
En el Mundo del Deseo funciona una Escuela dedicada a la instrucción de los niños que mueren antes de los 14 años. Podemos decir que también funciona otra Escuela donde los que han decidido no reaparecer en la Tierra, o sea, eliminar la 4ª parte de su mundo, instruyen a las víctimas de esa eliminación. Desde hace mucho tiempo se están impartiendo clases para que los alumnos aprendan a no necesitar el elemento Tierra para vivir sus experiencias; aprendan a impregnarse de Sabiduría sin necesidad de actores que dramaticen y encarnen las fuerzas anímicas que actúan en él.
15.- El hambre es la segunda arma de ese 4º jinete, y es el resultado del proceso descrito en el punto anterior. Es decir, la Espada del Discernimiento corta la necesidad de Tierra y los que eran actores de esa vida se quedan sin empleo. En el proceso ordinario esto no se nota demasiado, porque la renuncia a ese 4º elemento se efectúa progresivamente. Pero en la hora final sí se notará y muchos serán los desocupados.
En la Edad Media, la población mundial se veía regularmente diezmada por el hambre. De pronto la tierra se volvía estéril y los habitantes no podían subsistir. ¿Por qué esto sucedía así? Porque la Edad Media correspondió a la fase 1er He, la de interiorización, dentro del ciclo histórico que la sociedad occidental estaba viviendo, y el hombre de ese tiempo no necesitaba que nadie le escenificara la vida: la vivía interiormente, monótonamente diría el historiador de nuestro tiempo, pero en realidad ese hombre vivía trepidantes episodios por dentro. No precisaba de actores, no creaba puestos de trabajo con su psique y como la vida externa es el resultado de una dinámica interna, al no proyectarse esa dinámica al exterior, la Tierra física tampoco exteriorizaba nada.
Esta esterilidad de la tierra volverá en esa era final, como resultado lógico del proceso interno que acabamos de describir. Pero ya no afectará a los que están viviendo de una manera plena el momento, porque éstos habrán aprendido a ayunar y se alimentarán de las partículas aún no materializadas que transporta el aire. Los que sí se verán afectados serán los que sigan viviendo con el reloj parado en la antigua hora, que irán por el mundo sin papeles a interpretar y, por consiguiente, sin nada que llevarse a la boca, en una sociedad fuertemente interiorizada, como la medieval.
16.- La mortalidad y las bestias feroces completan ese arsenal destructor del 4º jinete.
La 4ª parte de la Tierra Humana tiene que desaparecer de un modo u otro y si el hombre no colabora conscientemente en esa desaparición, las Fuerzas Espirituales que trabajan en el advenimiento de la Nueva Era harán lo necesario para que el elemento Tierra deje de existir. En la terminología cabalística se llaman Bestias Feroces a los que trabajan con las Energías Desperdiciadas en las más bajas regiones. Ya hemos visto que en ese mundo subterráneo hay varios niveles y mientras en los más elevados trabajan los llamados Perros, Serpientes, Caballos, Gallos, etc., en lo más profundo del Abismo se encuentran las Bestias Feroces, que son entidades pertenecientes a la Oleada de Vida Angélica que quedaron rezagados en un período anterior a la crisis del grupo de Lucifer. En la región de las Bestias Feroces es donde la fuerza de Repulsión actúa con mayor intensidad, destrozando y haciendo papilla todo cuanto se acerca su esfera.
Es decir, cuando nuestra manera de obrar nos acerca a la esfera en la que operan las Bestias Feroces nuestra vida se convierte en un permanente destrozo: se pulverizan los afectos, se destruyen los negocios, todo en nosotros deja de tener coherencia, y esa destrucción nos acerca a la zona en que aparece el Arco Iris que ha de poner fin, mediante la iluminación espiritual, al período de violencias.
Esto ocurre normalmente cuando somos incapaces de interiorizar las energías creadoras que nos son suministradas y ni siquiera los Perros o los Serpientes consiguen que las absorbamos. El mal aparece en nuestras vidas con tanto esplendor, que entonces sí lo reconocemos y lo abandonamos. En esta hora final las cosas serán distintas, ya que aquello que hasta entonces ha sido el Bien, se convertirá en Mal, porque aquella virtud ya no lo será en el nuevo universo al cual vamos. Si el hombre no sabe reconocer esto y sigue cultivando viejas virtudes que ya no lo son, aparecerá el jinete montado en el Caballo Pálido con el poder de llamar a las Bestias Feroces para que, con su actuación, le destrocen aquello que antes aparecía por la vertiente positiva, pero que la marcha del mundo ha convertido en negativo. Esta actuación producirá la mortalidad, como la producirá el hambre.
Diremos pues que, de un modo u otro, este 4º jinete aparecerá después de haber circulado los otros tres para poner fin al mundo físico, poniendo en los corazones la apetencia del otro mundo y, si eso no es posible, producir en sus vidas tantas miserias, que deseen fervientemente poner fin a todo aquello. O sea, que la divinidad movilizará todos sus poderes para llevar la humanidad a ese Paraíso que representa la columna de la Derecha sin que nadie quede rezagado.
17.- El estudiante se preguntará ¿cuándo sucederá todo esto? La Revelación de Juan ¿se sincroniza con alguna época histórica? Los Apóstoles, interpretando las palabras de Jesús en términos históricos, se equivocaron. Ellos creyeron que esto iba producirse de inmediato. Su Fe no estaba a la altura de sus Conocimientos. De haber conocido la Enseñanza Tradicional hubiesen visto perfectamente que todo ha de pasar por el estadio de semillas (Yod), de enraizamiento en la tierra (He), de florecimiento (Vav) y de fructificación (2ºHe). El mundo crístico no podía dar fruto cuando se estaba plantando la semilla.
Esta semilla se plantó hace 2.000 años y si a esa semilla le damos 1.000 años para pasar del Yod al He, o sea, 3 ciclos, simbolizados por los tres ceros para que el Uno-Yod pase por la fase Yod-He-Vav; otros 1.000 años al He, nos encontramos con que en el tercer milenio del cristianismo ha de desarrollarse su fase Vav, la exteriorizadora. Si este cómputo resulta exacto, el final del tercer milenio sería el período del tránsito, ya que, como sabe el estudiante, el 2º He es al mismo tiempo el Yod del ciclo siguiente. Posiblemente el año 3000 de la era cristiana sea el año Apocalíptico. Pero todo el tercer milenio lo será, porque la exteriorización Crística conduce al Reino.
Si miramos hacia atrás en la Historia, y si ese ciclo de 3.000 años fuera real, en su mitad hubieran tenido que producirse grandes cambios, ya que la mitad de un ciclo corresponde al punto de Oposición y de reinversión de la tendencia. De acuerdo con esto, el año 1.500 tuvo que ser un momento crítico. ¿Qué pasó entonces? Pasó que en 1.492, con sólo ocho años de adelanto, Colón descubrió América, y años después Pizarro, al llevarse el oro del Perú y exportarlo a Europa, produciría el desmoronamiento del mundo feudal y el nacimiento del capitalismo. Advendría al mundo lo que llamamos Renacimiento, celebrado por los historiadores como el final de un período de oscurantismo y el principio del predominio de la ciencia sobre la fe. Aparece Galileo y con él la visión del universo cambia. Ahora nos encontramos en otro momento crítico, al haber recorrido los dos tercios del ciclo crístico y hasta los más obtusos presienten que se avecinan grandes cambios.
18.- "Cuando abrió el quinto sello, vi bajo el altar las almas de los que habían sido inmolados a causa de la palabra de Dios y a causa del testimonio que habían rendido. Gritando con voz fuerte, decían: ¿Hasta cuándo, Maestro santo y verdadero, tardarás en juzgar y vengar nuestra sangre en los habitantes de la tierra? Un vestido blanco les fue dado a cada uno de ellos, y les fue dicho que descansaran un tiempo aún, hasta que fuera completo el número de sus compañeros de servicio y de sus hermanos, que debían ser sacrificados como ellos. (Apocalipsis VI, 9-11).
He aquí que aparecen los justos, los inmolados, aquellos que habían sido silenciados porque expresaban la palabra de Dios en un mundo en el que impera lo profano. Aparecen bajo el altar y, si estamos hablando del Hombre, ese Altar será el de su conciencia. Diremos pues que esas almas de los inmolados se encuentran por debajo de la conciencia, en ese abismo psíquico al que damos el nombre convencional de subconsciente.
Es éste un arcano que todos llevamos dentro: el depósito en el que encerramos a los que expresaban la palabra de Dios cuando ésta resultaba molesta al señor que reinaba en nuestras tendencias en un momento dado. En efecto, cuando nos disponemos a realizar algo que está mal, algo que satisface nuestros deseos inferiores o que atenta a la unidad cósmica, siempre aparece en nosotros una voz justa que nos dice: "No lo hagas", pero como en nuestro Altar rige la injusticia, inmolamos esa voz, la sepultamos debajo de la altar y allí se queda, hasta que aparece en nosotros ese descendiente de Judá que vuelve a darle la palabra después de que los cuatro jinetes hayan cabalgado por nuestra naturaleza humana.
19.- Los impulsos justos que se manifiestan en nosotros, aunque no lleguen a regir, tampoco mueren. Permanecen debajo de nuestro altar en espera de la hora de su venganza, venganza que ha de consistir en destronar al rey que los había inmolado, estableciendo en nosotros el reino de la justicia y sepultando ya para siempre lo injusto, ya que lo injusto no vivirá al ser inmolado, puesto que, por su naturaleza, caerá en el Mundo de Perdición y será triturado por la fuerza de Repulsión que rige en él.
Vemos aquí que se viste de blanco a esos justos, o sea, se les reconoce su pureza y su linaje, y se les dice que esperen a que el número de los sacrificados aumente. O sea, la injusticia ha de subir de volumen para que el reino de la justicia pueda instaurarse.
Con todo lo que sabemos sobre la dinámica interna y sobre la actuación de las fuerzas espirituales en nosotros ya podemos comprender lo que en términos convencionales parece un razonamiento absurdo. Sabemos que la injusticia se hace más patente a medida que se ejerce; cuanto más injusto es el hombre, más claro se ve que lo es y más suscita la intervención de las fuerzas superiores, que "bajan" al abismo para salvarlo. Y sabemos también que es en la máxima densidad de las tinieblas que aparece la Luz del Arco Iris.
Por otra parte, estamos viviendo bajo la ley del binario, en el que todo tiene su polo positivo y negativo, y si la injusticia se manifiesta positivamente, por el solo hecho de manifestarse, suscita la aparición de la voz del justo en la polaridad negativa, la inmolada, de manera que bien podemos decir que con nuestras injusticias estamos aumentando el número de los justos inmolados, los estamos potenciando y preparando el día de su venganza.
20.- Se les dice que descansen un tiempo, sin precisar si ese tiempo será largo o corto. Esa aparición de los Caballos, ¿es simultánea o sucesiva? ¿Cabalgan los cuatro jinetes a la vez por nuestra geografía humana o lo hacen uno tras otro? Cada uno de nosotros somos nuestra propia medida. Llevamos dentro todo el acontecer universal y somos quienes decidimos si las tareas han de llevarse a cabo conjuntamente o una tras otra. Los justos reinarán en nosotros cuando la injusticia deje de reinar, cuando nos hayamos saciado de ella y la vomitemos, como la mujer encinta, al apercibirse de la Nueva Vida que lleva en las entrañas, vomita los alimentos del viejo mundo. Pero antes de que los justos accedan al reino de nuestra vida y sean coronados reyes, manifestarán su impaciencia por reinar y pedirán venganza a esa tendencia que se levanta en nosotros dispuesta a poner fin al mundo antiguo.
Lo justo no puede poner fin violentamente a lo injusto. Tiene que esperar a que sea la propia injusticia la que abandone el puesto de mando. Cuando el justo utiliza los métodos del injusto para desterrar al tirano, se vuelve automáticamente injusto y su justicia no es más que un disfraz.
Esto que es verdad en la dinámica interna, también lo es en la vida social. Y si en lo interior tenemos que esperar a que el número de nuestros justos aumente, también en la tierra se esperará a que el número de hombres regidos por lo justo sea mayor para proceder a un cambio radical en los mandos del universo.
Por ello, el cálculo de los 3.000 años que hacíamos en el punto 17 debe entenderse como una conjetura. Todo dependerá de si se ha completado, al llegar al término de ese periodo, el número de los justos sacrificados.
En lo individual, cuando los justos clamen venganza debajo de nuestro altar, será señal de que nos acercamos al Reino de Cristo.
21.- "Miré, cuando abrió el sexto sello y hubo un gran temblor de tierra, el Sol se hizo negro como un saco de crin, la Luna entera se hizo como de sangre, y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra, como cuando una higuera, sacudida por un viento violento se desprende de sus higos verdes. El cielo se retiró como un libro que se enrollara y todas las montañas y las islas fueron removidas del lugar que ocupaban. Los reyes de la tierra, los grandes, los jefes militares, los ricos, los poderosos, todos los esclavos y los hombres libres se ocultaron en las cavernas y en las rocas de las montañas. Y decían a las montañas y a la rocas: Caed sobre nosotros y ocultadnos de la faz del que está sentado en el trono y de la cólera del Cordero, ya que el gran día de su cólera ha venido y, ¿quién puede subsistir? (Apocalipsis VI, 12-17).
22.- Con la apertura del 6º sello viene el principio del fin para los que no se han integrado aún al nuevo continente espiritual que empieza. El primer síntoma es el temblor de tierra, y en nuestro mundo son ya muchos los que se ven aquejados de ese temblor en su Tierra Humana, lo cual indica que están entrando en el Reino por el lado de la cólera divina, trepando por esa columna de la izquierda, que es la vertiente en que se producen los desmoronamientos.
El Sol se hizo negro y la Luna como de sangre. El Sol negro es el Sol eclipsado, y siendo el que nos suministra la Voluntad, esto significa que la Voluntad desaparece, deja de realizar sus funciones y todo se para en el hombre cuyo Sol se torna negro. El aniquilamiento de la Voluntad será otro de los síntomas de que se está entrando en el otro universo por el pie izquierdo.
La Luna color de sangre significa que se tiñe con los colores de Marte, instituyendo en nuestra vida la violencia y la guerra. Muchas son hoy las lunas que llevan ese color. Con la Luna roja todo nuestro firmamento se sacude y lo que era firme y permanente, deja de serlo. El cielo se retira, sus leyes prescriben, cambia el decorado y los que eran Montañas o Islas, los que ocupaban un lugar preeminente, son removidos, porque en el otro mundo no imperarán los mismos criterios de valor.
Tanto los poderosos, que han dado brillo al mundo que se repliega, como los humildes internos se refugian en lo que hay en nosotros de roca y montaña tratando de ocultarse ante la faz del nuevo rey que, desde su perspectiva humana, aparece como el enemigo.
Nuestra estrategia humana debe consistir en no hacer necesaria la apertura de ese 6º sello, y ahorrarnos así por añadidura la apertura del que viene detrás. Es muy triste que el día de la Liberación, precisamente cuando el Hombre pasa de su situación de sometido a la de Heredero del Reino, sea vivido por cierta clase de hombres desde la perspectiva de la cólera, y que sólo de esta forma puedan recibir el Amor.
Kabaleb (Apocalipsis)
Apocalipsis, el camino del conocimiento (6, 2ª parte)
12:29
Apocalipsis