1.- "El quinto ángel sonó la trompeta y vi una estrella que cayó del cielo sobre la tierra y le fue dada la llave del pozo del abismo; y abrió el pozo del abismo, y subió del pozo humo, como el humo de un gran horno, y se oscureció el sol y el aire a causa del humo del pozo. (Apocalipsis IX, 1-2).
2.- La estrella que tiene la llave del pozo del abismo se llama Marte. El abismo es un producto de la columna de la izquierda y Marte-Gueburah, siendo el He del Mundo de Creaciones, es el que produce las fuerzas que van a parar al Abismo...
En efecto, ya hemos visto, a lo largo de la Enseñanza, que nuestra naturaleza emotiva, nuestra Agua, la que circula por Mundo Cabalístico de Creaciones (Hesed, Gueburah, Tiphereth y Netzah), es la gran enemiga del Fuego primordial. Hemos visto como esa personalidad emotiva, cuando recibe el Designio del Ego para elaborarlo y vestirlo con los Sentimientos, le pregunta a ese Designio ¿Qué gano yo trabajando para ti? Entonces se produce un tira y afloja entre nuestro Yo emotivo y el Ego Superior, en el que éste pacta con el Yo-Emotivo el salario que va recibir por su trabajo. Este pacto significa que una parte del Designio se perderá, a cambio de poder llevar a cabo el resto. Esta parte perdida es Fuego, un Fuego que ya no puede ser reintegrado al Mundo de Emanación del cual procede, del mismo modo que el agua emanada de una fuente ya no puede volver
al caño de que emanó. Ese Fuego no utilizado por nuestro Yo-Emotivo, cae al Abismo.
En este Mundo de Creaciones, tal como hemos visto al estudiarlo, Júpiter-Hesed es el Yod y Marte-Gueburah el He, o sea, la mujer encargada de gestar la criatura. Así pues, Júpiter, que por su parte superior comunica con el mundo de arriba, puesto que es el 2º He del Mundo de Emanaciones, es el que introduce el Esperma-Fuego en el Mundo de Creaciones donde actúa el Yo emotivo. Y es Marte-Gueburah el que recibe ese Esperma y es de ese Séfira que se derrama una parte de la Simiente-Fuego Divino. Es en Marte que el Fuego se Desperdicia y baja al Abismo y, por consiguiente, es Marte el que tiene la llave de ese Abismo, dado que es su granero, es el sótano en el que guarda esa parte de Designio Desperdiciado a causa de su incapacidad gestora.
3.- Evidentemente, ya hemos visto también a lo largo de estos estudios que el Agua-Sentimientos, gracias a la acción de Hochmah, llega un día a conciliarse con el Fuego, y que ése es el Trabajo principal en esa 4ª Ronda del 4º Día de la Creación. Esto significa que la capacidad gestora de ese Centro de Vida interno llamado Gueburah es cada día mayor y que llega un momento en que nuestra personalidad emotiva ya no le pregunta al Ego ¿qué gano yo gestando tu Designio?, sino que se pone a trabajar bajo sus órdenes y ya no manda al Abismo un excedente de Esperma-Fuego, sino que lo asimila en su integralidad.
Si Marte-Gueburah es el responsable de ese Fuego que cae al Abismo, debe también correr con la responsabilidad de su administración. Y es por ello que la Tradición Esotérica nos dice que ese grupo de retardados llamados Luciferes trabajan en la esfera de Marte; en la esfera de los Desperdicios, se entiende; en esa esfera conocida cabalísticamente con el nombre de Qlifots. Ellos se encargan del almacenamiento del Fuego Desperdiciado en el Abismo y de su reintroducción a pequeñas dosis en cada uno de nosotros, absorbiendo así al final de cada vida parte de esa Simiente Divina que en su momento no pudimos captar, y parte también de la que contribuimos a que se derramase al no haber sido absorbida por las personas o por lo que instituimos y creamos con la Simiente-Fuego que el Ego pone a nuestra disposición a medida que la vida se va desplegando. Ya que no es solamente en el momento de nacer que el Ego coloca en nosotros un Designio, sino que nos lo va suministrando año tras año, cuando el Sol atraviesa el signo de Aries y el Ego pueda establecer contacto con sus vehículos mortales. En nuestros estudios de Astrología ya hemos visto que el Ego elabora su Designio a través de los 3 signos de Fuego, y que el Yo emotivo trabaja en ese Designio con las fuerzas de los 3 signos de Agua.
4.- Ese Fuego del Abismo, decíamos, nos lo van suministrando vida tras vida los Luciferianos que lo administran. Pero son muchos los seres humanos que, derramando grandes cantidades de Fuego Divino, no son capaces de reabsorberlo. En efecto, ese Fuego, tal como hemos visto en otra parte de la Enseñanza, no sólo nos es suministrado al morir y bajar nuestra alma al Abismo. También nos lo inoculan mientras vivimos y su recepción nos impulsa hacia la llamada Vía del Mal, que tantas y tan preciosas experiencias procura. Pero muchos son los hombres pusilánimes que son incapaces de seguir esa Vía porque no poseen la plenitud vital necesaria para actuar. Y cuando este hombre pusilánime llega al final de su vida sin haber utilizado sus recursos energéticos ni haber provocado reacciones en los demás, el Fuego no utilizado no le puede ser re-transmitido porque no le aportaría fruto alguno, puesto que el fruto es la síntesis final de una planta que ha tenido que pasar por sus 4 fases de creación.
Entre el Fuego derramado y no reabsorbido y el que no puede ser absorbido tampoco porque en la acción diaria se derramó desmesuradamente y su reabsorción destruiría el átomo-germen de aquella alma, resulta que en el Abismo hay cantidad de Fuego Desperdiciado que debe ser liquidado en la hora final. Los que han pasado del otro lado, los marcados, ya se han llevado su parte. Lo que queda ha de ser repartido entre los que viven aún en la tierra bajo los auspicios de Jehová-Binah cuando esa jerarquía ya se retira del mando.
5.- El Fuego del Abismo debe ser liquidado porque en el Reino en el que va a desarrollarse nuestra vida, siendo de una estructura distinta, no cabe en él ni la materia física, ni la materia existente en las bajas regiones del Mundo del Deseo. Por otra parte, si los Ángeles de Jehová-Binah se van, abandonan sus puestos de trabajo para reconvertirse y ejercer otra labor, también se irán los Luciferianos que forman parte de su Oleada de Vida, y con ellos los demás habitantes del Abismo, ya que, como hemos visto, el Abismo tiene 3 niveles de profundidad y en cada uno trabajan legiones de sub-jerarquías que se retrasaron en su ritmo evolutivo en periodos distintos de su desarrollo. Cuando la Fuerza de Arriba, la Estrella, baja a la Tierra y abre el Pozo del Abismo, los de abajo suben y esto provoca la salida del Humo, producido por ese gran horno, vulgarmente conocido con el nombre de Infierno.
Mientras las Entidades que trabajan en el Abismo realizan sus funciones, no hay Humos, ya que ellos conducen los subproductos del Fuego Desperdiciado, canalizándolo a la perfección. El Pozo del Abismo permanece cerrado por los Luciferianos y el Fuego que sale de él es rigurosamente controlado por los que realizan funciones semejantes a las de los Ángeles del Destino. En el Abismo existe un orden tan estricto como puede serlo en los mundos de arriba, dada la capacidad de copiar y de imitar que tienen los de abajo. El Fuego que sale del receptáculo infernal, en pequeñas dosis, tiene un destino, un objetivo, que es siempre ayudar a la persona a la que va destinado a que tome conciencia de aquello que le pasó desapercibido cuando el Fuego le venía de arriba y no de abajo. Si este Fuego arde adecuadamente en él, producirá en su vida una serie de acontecimientos que le aportarán esa conciencia, esa comprensión que lo inducirá a elevarse en la Montaña. Si no arde bien dentro de él, producirá humo; se convertirá de algún modo él mismo en Pozo del Abismo y ese humo oscurecerá su Sol interno, y su Voluntad actuará como si su paisaje humano estuviera cubierto de una densa niebla, y la voz de la Conciencia sonará en él mitigada por el agua que envuelve su atmósfera.
6.- Se abre pues el Pozo del Abismo y es como la sirena de la fábrica que avisa a los obreros de que la jornada de trabajo ha terminado. Los administradores de las fuerzas abismales se van y esas fuerzas quedan liberadas y se esparcen por la Tierra.
Se oscureció el Sol y el Aire, dice Juan, o sea, el Humo dificulta la expresión de esas dos fuerzas internas. El Sol, como acabamos de indicar y como saben ya todos nuestros lectores, por su vertiente positiva acciona la Voluntad y por la negativa se expresa como Conciencia. El Aire es el Pensamiento, la Lógica, la Razón, la balanza que sirve para pesar y medir, o sea, valorar todas las cosas. Ya hemos visto que el Aire-Viento se retira, pero repitamos una vez más que el Apocalipsis nos describe de forma sucesiva unos acontecimientos que son vividos simultáneamente en nuestra naturaleza interna, puesto que dentro de nosotros hay Tendencias que ya están en el Reino de Cristo, otras están siendo Marcadas, otras van al Trono por el lado de la Tribulación, y otras aún, en distintos niveles, reciben la paletada de fuego divino o se ven oscurecidas por el Humo del Abismo.
Ya vimos en la lección 7ª como los Vientos transportan el germen del Pensamiento y dijimos entonces como esos Vientos, según del lado que soplan y según la altura en que soplan, nos traen inspiraciones cada vez más elevadas, de modo que en la cúspide de una montaña captaremos ideas que no podremos jamás captar a orillas del mar. Pero en nuestra organización interna hay mar y montaña y aunque nuestro cuerpo físico éste a orillas del mar, si anímicamente vivimos en la Montaña, serán los aires de las cimas los que llegarán a nuestros pulmones; los aires de las cimas internas.
7.- Sin embargo, como hemos dicho tantas veces, si no podemos elevarnos espiritualmente, hagámoslo físicamente, porque la acción en un mundo obliga al otro a moverse analógicamente. Si no podemos subir a la Montaña espiritual, subamos la montaña física y en ella encontraremos la salud, y con el restablecimiento físico nos vendrá la comprensión de lo espiritual. Se habla mucho, en términos medicales, del aire puro de la montaña, sin saber hasta qué punto este aire es activo y restaurador de lo corrupto. Lo cierto es que los médicos han notado que a determinadas alturas, los iones negativos de la atmósfera producen sueño, y allí los enfermos de los nervios se calman y reconquistan su placidez.
La subida a la montaña debe ser progresiva y, en términos generales, podemos decir que los primeros 400 metros de altura constituyen el mundo convencional; de los 400 a los 800 metros, los deseos se ven purificados por el aire; de los 800 a los 1200 se produce el gran silencio entre el golpe de gong que anuncia el final de un round y el anunciador del comienzo del siguiente. De 1.200 a 1.600 metros empieza el Despertar espiritual, servido por el Viento. De 1.600 a 2.000, se vive ya en otro mundo. En nuestro itinerario humano, sin nacemos en una ciudad situada por debajo de los 400 metros sobre el nivel del mar, nuestro objetivo debería consistir en irnos a vivir a ciudades progresivamente más elevadas, y no hacerlo al revés. Pero no olvidemos que Cristo, que se retiraba a menudo a la Montaña, bajaba una y otra vez hasta la orilla del mar para reclutar discípulos entre los pescadores.
8.- Quedamos pues que el Sol y el Aire se oscurecieron al salir Humo del Pozo del Abismo y, por consiguiente, ni el Sol interno pudo mover adecuadamente la Voluntad-Conciencia, ni el Viento pudo transportar normalmente los gérmenes de ideas que esparce en sus soplidos.
Esto nos lleva a recapacitar sobre los daños que produce la polución atmosférica. Las fábricas, con sus chimeneas, son auténticos Pozos del Abismo y su humo también oscurece el Sol y el Viento. Lo oscurece de una manera visible y palpable, pero como lo que es verdad en un mundo también lo es en los otros, esa polución de nuestras fábricas no es sólo física sino también espiritual. O sea, la Voluntad y la Conciencia se ven afectadas por el oscurecimiento del Sol, y podemos incluso decir que tremendamente afectadas, puesto que los obreros de las fábricas se ven privados de su Voluntad Creadora durante las 8 horas laborales y aún después, porque, consumidas sus energías internas en un trabajo mecánico, no les queda apetencia para la utilización de sus poderes creadores y su Fuego inutilizado cae al Abismo.
Y en cuanto a la contaminación del Aire, el humo de la fábrica nos induce a pensar que el progreso técnico es algo de lo que podemos sentirnos muy satisfechos, puesto que pone en nuestras manos una riqueza que nos permite vivir placenteramente, aunque en la realidad son placeres de poca monta y que se destruyen a sí mismos. El humo de la fábrica se sustituye al Aire, lo anula y da a sus gérmenes un significado determinado. En la Montaña están las soluciones a los problemas de la sociedad, pero a veces, hasta incluso en las montañas han ido los hombres a instalar sus fábricas y a contaminar la simiente que transporta el Aire.
Pero hay otra enseñanza que se desprende de este punto. Cuando un elemento no puede manifestarse en el nivel que le corresponde, "cae" a un nivel inferior y su producción es destruida por la fuerza de Repulsión que actúa en todo material cósmico que se degrada. Así, esas fábricas productoras de humos, por fuertes que sean las industrias que arden en ellas, se mueven en el ciclo de las crisis y un día u otro serán destruidas con toda seguridad, del mismo modo que será destruido el producto de esa voluntad ofuscada por el Humo del Abismo.
9.- "Del humo salieron langostas sobre la tierra y les fue dado poder, como el poder que tienen los escorpiones de la tierra. Les fue dicho que no dañasen la hierba de la tierra, ni ninguna verdura, ni ningún árbol, si no sólo a los hombres que no tienen el sello de Dios sobre sus frentes. Se dio orden de que no les matasen, sino que fuesen atormentados durante cinco meses; y su tormento era como el tormento del escorpión cuando hiere al hombre. Los hombres buscarán en aquellos días la muerte y no la hallarán y desearán morir y la muerte huirá de ellos (Apocalipsis, IX, 3-6).
Vemos en esta secuencia que el Humo se transforma en langostas, a las que se da un poder semejante al de los escorpiones. Hemos dicho que al abrir el Pozo del Abismo los obreros del fondo se van y abandonan el elemento que estaban administrando, pero ya hemos visto, a lo largo de esta Enseñanza, que ninguna Fuerza puede actuar sino hay tras ella una Entidad que la canalice. Alguien tiene que ocuparse de ese Humo que sale del Pozo del Abismo y he aquí que vemos que adquiere la forma de las langostas, a las que ya vimos actuando en las plagas de Egipto y que aparecen de vez en cuando en nuestro mundo real para devastar determinados cultivos.
Sabemos por la Cosmogonía que los Hermanos Mayores inspiraron a Max Heindel, que en el Mundo de Deseos actúan unas entidades llamadas Espíritus Grupo, las cuales dirigen la vida de los animales. Ellos son los que almacenan la experiencia de la especie, que les será entregada en el momento de su individualización, y los que dan una forma a los animales que rigen. También en el Abismo hay animales, puesto que los de abajo lo copian todo a los de arriba, de modo que existen asimismo entidades que actúan como espíritus grupo de todas las especies nocturnas como las cucarachas y las que son hijas de la corrupción, como las moscas, mosquitos, etc., o los depredadores y roedores, especializados en plagas, infecciones, epidemias.
10.- Debemos entender pues en este pasaje que entre los obreros del abismo que obtienen su libertad, quedan movilizados los espíritus-grupo de las langostas para que prolonguen su tiempo de trabajo. Las langostas son de la familia de los escorpiones y su forma física es parecida. Se dice aquí que les fue dado poder como el que tienen los escorpiones de la tierra. ¿Cuál es el poder del escorpión?
En primer lugar cabe observar que el escorpión tiene el poder desplazarse hacia atrás y en su cola tiene el famoso dardo venenoso que puede producir la muerte cuando el aguijón es clavado.
Al estudiar el signo de Escorpio hemos visto el sentido de esta dinámica. Dijimos entonces que en Escorpio había un constante deseo de volverse hacia atrás, de plegar los bártulos, recoger los instrumentos y poner punto final a la obra que estamos interpretando. En Escorpio tenemos ya conciencia de nosotros mismos, somos titulares de un pasado feliz, representado por Cáncer, mientras que el porvenir es una incógnita, está cubierto de humo. Por ello los de Escorpio tienen siempre una mirada enternecida puesta en su pasado, su infancia, su madre, su pueblo o su barrio natal en el que tan felices fueron. En ese terreno encuentra el espacio adecuado para descargar sus sentimientos, de los que tan llenos van.
11.- Ya vimos al estudiar las letras-fuerza, que Escorpio generó el Vav, que es un puente tendido que enlaza el pasado con el porvenir, que comunica el mundo de las sombras con el de la luz. El escorpión, marchando hacia atrás y con el aguijón mortal en la cola, da muerte a los que se cruzan en su camino; es decir mata en ellos lo que hay de Escorpio. Desaparecida esa Fuerza, que es esencial para el porvenir de la Obra, esos escorpinianos que han recibido el dardo, se ven reconducidos a Cáncer, al estadio anterior, y allí reencuentran la inocencia perdida. Son sobre todo los nacidos en el 1er Decanato de Escorpio los que más corren el riesgo de ser picados por el dardo del escorpión. En Cáncer, en sus aguas primordiales, podrán volver a empezar sobre bases distintas, sus trabajos en el ciclo sentimental y quizá al comenzar de nuevo puedan superar, cuando llegue el momento, esa llamada de la nostalgia que provoca la aparición en su vida del escorpión, representante de lo negativo del signo.
Al decir pues que a esas langostas les fue dado el poder que tienen los escorpiones, significa que les fue dado el poder de liquidar en los hombres ciertas tendencias cuya evolución hacia adelante era imposible, para retrocederlos a una etapa anterior, en la que recibirían las aguas de la pureza. O sea, que en el momento del tránsito de un mundo otro, un grupo de hombres se ve en la imposibilidad de avanzar con sus "cosechas". Para solucionar su problema, se apela al espíritu grupo de las langostas para que devore esas cosechas inadecuadas. Entonces esos hombres, aligerados de esa carga, podrán plantar en su Tierra Humana una semilla que sea conforme a lo exigido por el trasvase al otro universo
Kabaleb Apocalipsisi
Apocalipsis, el camino del conocimiento (9, 1ª parte)
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Apocalipsis