
Ya sabemos que Júpiter representa el Poder en su vertiente ejecutiva, de modo que de Esmirna nos vienen las decisiones que afectan la totalidad de nuestra existencia, porque de lo que se decida allí dependerá la inclinación que demos a nuestra vida. Pero ese poder está sometido a una Ley dictada por Binah, de modo que el único poder es el de interpretar una ley con más o menos generosidad...
Si Júpiter pudiera hacer realmente esto, ya sería mucho. Pero resulta que en el momento de ejecutar, aparece el experto, el representante de la sinagoga de Satán, que le dice al legítimo ejecutor: déjame a mí, que yo sé de que va, y es él quien ejecuta.
En el período involutivo, Hesed-Júpiter ha sido un reino usurpado, violado, desnaturalizado, en el que su verdadero príncipe ha vivido en el exilio, la tribulación y la pobreza, siendo potencialmente un hombre rico. Pablo se lamentaría