12.- "Después de esto, miré y he aquí que había una gran muchedumbre que nadie podía contar, de toda nación, de toda tribu, de todo pueblo y de toda lengua. Estaban ante el trono y ante el cordero, revestidos de vestiduras blancas y con palmas en las manos. Gritaban con voz fuerte, diciendo: La salvación está en nuestro Dios que está sentado en el trono, y en el cordero. Y todos los ángeles estaban alrededor del trono y los ancianos y los cuatro seres vivientes, los cuales inclinaron sus frentes ante el trono, adorando a Dios y diciendo: ¡Amén! La loanza, la gloria, la sabiduría, la acción de gracias, el honor, el poder y la fuerza estén con nuestro Dios por los siglos de los siglos, Amén... Y uno de los ancianos tomó la palabra y me dijo: Los que están revestidos de vestiduras blancas, ¿quiénes son? Y ¿de dónde han venido? Yo le dije: Mi señor, tú lo sabes. Y él me respondió: Son los que vienen de la gran tribulación; han lavado sus ropas y las han blanqueado con la sangre del cordero. Es por ello que están ante el trono de Dios y le sirven día y noche en su templo. El que está sentado en el trono extenderá sobre ellos su tabernáculo y ya no tendrán más hambre, ni sed, ni caerá sobre ellos el sol, ni ardor alguno, porque el cordero que está en medio del trono los apacentará y los conducirá a las fuentes de las aguas de la vida, y Dios enjugará toda lágrima de sus ojos" (Apocalipsis VII, 9-17).
13.- Hemos visto, a lo largo de esta Enseñanza, como todo lo descrito en la crónica sagrada tiene como protagonista y como escenario al ser humano. En nosotros está el Ego-Dios, sentado en el Trono y con todos sus Poderes