Apocalipsis, el camino del conocimiento (13, 2ª parte)

12.- Cuando en nuestra Cosmogonía hablamos de la formación de Espíritus Virginales en el 1er Día de la Creación (ver "Concepto Rosa Cruz del Cosmos" de Max Heindel), no se dice que esos Espíritus fueran de calidades diferentes. Todos emanaban de la divinidad y se supone, sin pensarlo, que todos debieron ser iguales en potencialidades, puesto que eran Vírgenes, carecían de experiencias.

Sin embargo, si volcamos todo lo que hemos aprendido sobre este punto para clarificarlo, veremos que esos Espíritus Virginales no podían ser tan iguales como a primera vista parece. En efecto, la Creación es el resultado de unas mezclas de energías zodiacales, que constituyen el tejido de que Dios dispuso para realizar su Obra...

Hemos visto como en el 1er Día sólo los signos de Fuego entraron en acción; los signos de Agua lo hicieron en el 2º Día; los de Aire en el 3er Día, y los de Tierra en el 4º Día. No es que esos Zodiacales de Agua, Aire y Tierra no fueran activos desde el 1er Día. Lo fueron, pero Dios utilizó de ellos tan sólo sus propiedades ígneas, puesto que ya sabemos que todo está en todo. De esta combinación de elementos fueron formados los Espíritus Virginales y no entró en ellos la misma proporción de ingredientes. Si la Obra Divina fuera igual en todas sus fases

creativas, tendríamos un solo tipo de minerales, una sola especie vegetal, una sola forma animal. Si existen variedades en cada Oleada de vida, es porque la potencialidad que las crea tiene peculiaridades que la distinguen de los demás.

Los Espíritus Virginales de la hora presente, se manifiestan como mineral, y entre los minerales vemos que uno se llama Oro y otro Plomo. Siendo esto así, ya no es tan difícil entender que haya un libro de la Creación en el que se de por sentado que quienes hayan evolucionado desde el oro se comporten de una determinada manera, y quienes hayan comenzado siendo plomo tengan un comportamiento peculiar.

Pero esas diferencias en el punto de arranque quedan minimizadas al llegar a destino, porque en limarlas se empleó a fondo Jehová con sus leyes, y tras él vino Cristo para decir que el más grande entre los hombres era el Servidor de Todos, de modo que los de arriba no pueden subir si antes no han bajado para elevar a los que están abajo, ayudando a los hombres-plomo a convertirse en oro de muchísimos quilates.

13.- Por otra parte, si nuestro Ego, ex Espíritu Virginal es cualitativamente distinto de los demás desde su origen, el universo que ha ido constituyendo, a la imagen y semejanza del que constituyó la Oleada de Vida Divina, ha sido elaborado con todos los productos existentes, y lo único que diferencia un micromundo llamado Hombre de otro, es la ordenación de las mezclas, o sea, el que en ese rompecabezas que somos todos, a uno le aparezca el pie donde debería estar la nariz, mientras que a otro ese pie le aparezca donde debería estarla oreja. O sea, cada uno lleva encima su propia confusión y las rectificaciones a realizar son para cada uno distintas.

Se habla en este punto del Libro de la Vida del Cordero Degollado. No se trata del Libro de Jehová en el que los Ángeles consignan la historia individual de cada uno, sino que contiene la historia del Cordero Degollado, o sea, el historial de la Vida Crística que hemos conseguido interiorizar en nosotros y que hemos consentido en derramar sobre los demás para abrirles, con esa "sangre", perspectivas nuevas. Cada vez que hemos hecho esto "desde el origen del mundo", de nuestro mundo, o sea, desde que empezamos adquirir conciencia de las cosas y tener, por consiguiente, un mundo propio. Cada vez que hemos derramado de nosotros la "sangre del Cordero", ha quedado memoria de nuestro gesto y esa Memoria actúa como un mecanismo de defensa cuando nos disponemos a adorar a la Bestia en el día de su retorno, cuando ya había desaparecido de nosotros y vuelve para atacarnos. El haber actuado como corderos degollados nos vale figurar en el Libro de su Historia, y entonces aparece una circunstancia contrariante, al disponernos a cometer un error en el sentido de inclinarnos hacia la Bestia. Son muchos los que, estando en el camino de la espiritualidad, se extrañan de que les salgan tan mal las cosas: negocios que se esfuman cuando parecían ultimados; citas amorosas que se frustran por la aparición inesperada de un tercero; parejas que se deshacen apenas formadas. Hay legiones de Arcángeles trabajando por cuenta de aquellos cuyo nombre figura en ese Libro.

14.- Nos dice aquí Juan, en suma, que cada uno recibirá lo que él mismo ha escrito en ese Libro. El que le ha puesto cadenas a ese universo del Cordero, o sea, el que en lugar de escribir Historia, le ha puesto obstáculos a esa Historia para que no pudiera desplegarse, recibirá las cadenas y será encadenado al mundo de la Bestia, a la que rendirá adoración. Y el que ha liquidado ese nuevo universo con la espada de la razón fría, el que lo ha reducido a fórmulas que ha convertido la Sabiduría-Amor de Hochmah en un sistema razonable, ése se quedará en el umbral; será hombre muerto para la nueva civilización nacida del Libro de la Vida del Cordero Degollado en nombre de Cristo.

Vemos esto con más detalle. Ya sabemos que la Espada simboliza el elemento Aire y que el Aire es la Puerta Baja de la Espiritualidad, representada por el Fuego. Así en el Zodíaco los signos de Fuego y los de Aire están atados, forman eje: Aries con Libra; Leo con Acuario y Sagitario con Géminis. El Trabajo Divino sobre los Elementos se inició con el Fuego, bajó al Agua, y luego Estableció un Pensamiento con el Aire y finalmente centró todos esos elementos en la Tierra. El Trabajo del Hombre se inicia en la Tierra y debe remontar los Elementos en orden inverso, hasta alcanzar el Fuego.

En ese itinerario tropieza pues con el Aire, que es la mítica Espada que le permite discernir y le permite gobernar el mundo. Hay infinidad de cuentos medievales en los que vemos a un pueblo sin rey que espera al héroe capaz de arrancar una espada que se encuentra medio clavada en una roca. Es el Pensamiento incrustado en la Tierra y que debe ser separado de ella para poder Discernir y Valorar las cosas. El que lo consigue, es rey de un pueblo interno. El Aire-Espada es la Puerta por la que el hombre accede a la divinidad. Pero para llegar a las raíces de esta divinidad hay que pasar por un largo túnel, a través del cual el Aire va despojándose de su oxígeno para impregnarnos del líquido Fósforo, que ha de permitirnos finalmente subsistir sin quemarnos en el Fuego.

El que no sigue ese itinerario y juzga con la Espada, sentenciando las cosas según las vea través de su Razón-Espada, ese hombre será sentenciado por su propia Espada-Razón. Sentenciar significa morir, ya que no es otra cosa lo que hacemos cuando decimos: Esto es así, y que no se hable más. Aquello se queda así, sin evolución posible; queda en estado cataléptico, clínicamente muerto.

15.- Por ello la Espada tiene un doble filo, y si por un lado sirve para discernir y separar los valores de las cosas y así poderlas entender, por otro lado las mata, las sentencia, reduciéndolas a fórmulas que deberían ser el primer paso hacia una más alta comprensión. La Razón puede ser pues el hilo que conduce al Fuego Divino, o la fuerza que sentencia y mata la criatura que la misma razón acaba de alumbrar, tal como lo hiciera Kronos-Saturno, el representante de Binah, Séfira institutor de la Razón, que devoraba sus criaturas apenas nacidas.

El universo de la Razón es corto, reducido y desprovisto de ese elemento que se llama Libertad, y que es uno de los aceites que manan de Hochmah. La Libertad es el enemigo de la Razón, porque si su esencia impregnara las criaturas que va sentenciando, se disolverían por sí mismas. El mundo de la Razón sólo puede subsistir mediante protecciones, establecidas por academias de sabios que arrojan toneladas de respetabilidad sobre los conceptos que van elaborando. Así pueden, durante un tiempo, proteger sus elucubraciones contra ese enemigo que llaman Error y que en definitiva es una Verdad que aún no ha obtenido sus credenciales, pero llega un momento en que toda defensa es inútil y la Verdad irrumpe con fuerza, destrozando aquello que la Razón había condenado reinar para siempre.

En este Mundo Etérico en el que nos sitúa el relato de Juan, los encadenados a verdades obsoletas se hundirán con la piedra que ellos mismos ataron a su cuello y los Caballeros de Espada, los que siguen aferrados a lo que su Razón les dicta, morirán igualmente; es decir, permanecerán anclados a esa Puerta por cuyos pasillos interiores no han sabido progresar. En esto se funda la confianza de los Santos, dice Juan. La confianza en que las líneas de fuerza establecidas por la divinidad, aguantarán, no se vendrán abajo por el empuje de ciertos hombres que tiran rabiosamente de uno de los puntales del andamiaje cósmico con la pretensión de que aquélla es la única cuerda en la que poder asirse.

En el resurgir de las Bestias, los intelectuales que no han conseguido avanzar por el túnel de la Razón-Aire hasta ese Fuego en el que todo cobra un significado distinto, se prosternarán ante el Fuego Degradado de la Bestia, mientras que quienes hayan Escrito historia con sus vidas en ese Fuego, cuya administración Hochmah-Cristo le arrebató a Binah-Jehová, ésos volverán la cabeza del otro lado y no serán sensibles al mundo de viejos placeres que representa la Bestia.

16.- "Vi a continuación surgir de la tierra otra Bestia que llevaba dos cuernos como un cordero, pero que hablaba como un dragón. Poniéndose al servicio de la otra Bestia, estableció por todas partes su imperio, llevando la tierra entera y sus habitantes a la adoración de esa primera Bestia, cuya llaga mortal fue curada. Realizó prodigios asombrosos, llegando hasta hacer que descendiera fuego del cielo a la tierra ante los ojos de todos. Mediante esos prodigios cuya realización, al servicio de la Bestia, le ha sido concebida, extravía a los moradores de la tierra, induciéndolos a levantar una imagen en honor de esta Bestia que, herida con la espada, ha conseguido revivir (Apocalipsis XIII, 11-14).

Las Bestias se entienden maravillosamente bien entre ellas. El Dragón traspasa sus poderes a la Bestia que salió del mar, a la que curó la herida mortal, producida por una Espada, precisa Juan aquí. Es decir, lo que había herido de muerte a la Bestia que representa la Fuerza Emotiva Desperdiciada, era la Razón. La Razón mata los Sentimientos, los Lápida al explicarlos. Siempre encontraremos algún sabio que reducirá a una fórmula el amor que sentimos por la mujer de nuestros sueños, y ahora mismo, cuando escribimos ésta crónica, los periódicos traen la noticia de que un sabio alemán ha descubierto que la homosexualidad se debe a una tensión emocional de la madre durante el embarazo, o sea, en palabras claras, se debe a un susto, que deja sin testosterona al feto en formación. La Razón le dispara una de esas andanadas a la realidad Emotiva, y a ésta sólo le queda tiempo para decirle al sabio interno: "Me has matado, macho", y caerse para no levantarse ya más. Pero el Fuego Primordial aparece, achicharra al "sabio" y la Fuerza Emotiva vuelve a levantar cabeza.

17.- Lo que sucede arriba, sucede también abajo, en el terreno de las Bestias, y así vemos al Dragón curar la herida de Espada de la Bestia del Mar. En este punto aparece una nueva Bestia, esta vez de la Tierra. Se trata de una Bestia mucho más presentable, supuestamente con una sola cabeza, dos cuernos como de un Cordero, pero hablando como un Dragón. O sea, por su apariencia es ese Cordero de Aries, a través del cual el Fuego Divino nos es transmitido, pero su forma de expresarse es la peculiar del Fuego Desperdiciado, impulsando nuestra Voluntad Creadora hacia objetivos materiales.

La Bestia de Tierra se pone al servicio de la Bestia del Mar. En realidad, es la del Mar, la que lleva la Fuerza de las Emociones, la que vivifica a la de Tierra, que representa nuestro cuerpo material, que sería un mineral sin vida propia, de no estar habitado por las fuerzas internas que nos mueve . La Tierra del relato es la Etérica, pero como refiere la Recapitulación de la Ronda que ahora pasamos en vivo, tal como veníamos diciendo, podemos sacar de la actuación de las Bestias muchas enseñanzas sobre nuestra presente situación.

La Bestia de Tierra es la que establece el imperio de la otra, y esto salta a la vista. Si cuando experimentamos una emoción no dispusiéramos de un cuerpo para protagonizarla, la emoción no podría reinar. La benevolencia de nuestro cuerpo es lo que permite a las Emociones Degradadas expresarse, no sólo esporádicamente, sino abriéndose cauces permanentes, dictando leyes que favorezcan su manifestación, o sea, estableciendo un auténtico Imperio, de manera que todos los habitantes de nuestra Tierra Humana adoren a la Bestia del Mar, es decir, a la Fuerza Emocional Corrompida.

18.- La Bestia de Tierra realiza prodigios asombrosos, como el de hacer que el Fuego del cielo descienda a la tierra. Pero en este Mundo patas arriba que es el del Abismo, el cielo se encuentra en el fondo, y es el Fuego del Dragón el que cae. El Fuego-Voluntad es el que hace posible que las cosas subsistan. Sin Voluntad, la Bestia del Mar se deshincharía. La de Tierra se encarga de que esta Voluntad no falte, pero es la Desperdiciada, la del Abismo, la que cae, maravillando a todos los habitantes de esa Tierra, que esperaban que el imperio de la Bestia fuera algo pasajero, sometido a la Repulsión que actúa en las regiones inferiores del Mundo del Deseo. Pero esa Repulsión no puede afectar al elemento Fuego Desperdiciado que, por su naturaleza, es incorrupto. Ese Fuego-Voluntad tiene que ser asumido por los individuos que lo han Desperdiciado, o por aquellos que, sin haberlo hecho, los ayudan benévolamente a liquidarlo.

El Fuego de Abajo arma nuestra Voluntad para realizar experiencias materiales fuertes, dramáticas, susceptibles de procurarnos la conciencia que no hemos sabido destilar de las experiencias internas o de las materiales sutiles a que nos inducía el Fuego-Voluntad de Arriba.

Esas experiencias fuertes realizadas mediante la Voluntad-Fuego del Dragón, extravían a los hombres porque la realidad material aparece ante ellos con tanta fuerza y vigor que la toman por una Verdad en sí misma y no como un símbolo que oculta algo que tienen que aprender. Así, el que ve aparecer al ladrón que lo despoja de sus bienes, lo primero que hace es irse a la comisaría y denunciarlo, arrojando sus furores internos sobre el ladrón, el lugar decirse: Estoy viviendo de manera que mis riquezas internas van a serme arrebatadas y mi personalidad psíquica se empobrecerá. Esto es lo que el ladrón ha querido decirme y, por consiguiente, lo voy a remediar. El Dragón instruye por vía experimental fuerte; la Bestia del Mar le pone amor a lo pequeño, al objeto, a la monada, al jarrón, a lo fraccionario y múltiple, y la Bestia de Tierra instituye todo esto, lo hace venerable, lo convierte en objeto de adoración, en ley, en sistema político, con miles de policías movilizados para encontrar a ese ladrón que la propia Bestia del Mar interna genera.

19.- "Le fue concedido incluso animar la imagen de la Bestia para que pudiera hablar y hacer de manera que murieran todos los que no adorarán la imagen de la Bestia. Mediante sus maniobras, todos, pequeños, grandes, ricos, pobres, libres o esclavos, serán marcados en su mano derecha o en la frente, y nadie podrá ni comprar ni vender si no lleva la marca de la Bestia o la cifra de su nombre. Es aquí que se necesita tener despierta la intuición. Que quien tenga espíritu calcule la cifra de la Bestia, porque es un número de hombre. Su cifra es 666" (Apocalipsis XIII, 15-18).

20.- En la sociedad generada por la Bestia todos se reconocen por su marca, que es visible en quienes ostentan cargos públicos y la llevan de la frente, mientras que los otros la llevan en su mano derecha, que es la de la Acción, la otra representando el Pasado que sirve de zócalo, de infraestructura a esa Acción desplegada hacia el futuro.

La Bestia, representando fuerzas espirituales degradadas, al reinstalarlas en nuestros circuitos humanos, sus valores primigenios aparecen al revés. Y así nos encontramos en una sociedad en la que los valores cívicos se cifran precisamente en todo lo contrario a lo que deberían ser. Así, cuando el expresidente Reagan le explicaba al ciudadano americano que iba a aumentar los impuestos porque, al precio que se habían puesto los misiles, no tenía más remedio que hacerlo, lo cívico será que el ciudadano pague. Allá irá pues ese ciudadano poniendo en acción su mano derecha en el trabajo para conseguir esa Marca de la Bestia que le dará respetabilidad y le permitirá moverse sin trabas en la sociedad de la Bestia, ya que si no paga sus impuestos, no le darán pasaporte, ni obtendrá permiso de caza o de pesca y, finalmente, el fisco se le echará encima y le quitará cuanto tenga.

Todos, al final de la jornada, si nos preguntamos ¿Para qué he estado trabajando yo voy?, no tendremos más remedio que constatar que una parte de nuestro trabajo se ha ido a la compra de aviones Phantom, a fin de protegernos contra el enemigo, en la fabricación de armas para la Bestia, y también para que esa Micro-Bestia que llevamos dentro pueda fumar, beber y regocijarse quemando gasolina y demás. Haciéndolo así somos ciudadanos respetables que contribuimos al sostén de la comunidad y disponemos de los papeles justificativos que representan la marca de la Bestia. Ante esta situación, ¿qué debemos hacer? ¿Negarnos a cumplir los deberes pretendidamente cívicos? Todas las sociedades iniciáticas recomiendan a sus miembros cumplir con las obligaciones que impone el gobierno de la nación en que residen, porque ese gobierno es una emanación de la naturaleza interna de todos los habitantes del país, comprendidos los miembros de la sociedad iniciática. Por consiguiente, no podemos negarnos a dar alimento a la criatura que nosotros mismos hemos generado. La desvinculación de la sociedad de la Bestia debe empezar en las alturas de nuestro Kether interno, emanando de nosotros una Voluntad Desvinculadora, que debe penetrar en nuestros Sentimientos y producir el Amor por la Desvinculación, y Voluntad y Amor unidos pondrán en marcha nuestra razón para encontrar la forma de subsistir al margen de la Bestia. Lo que no podemos pretender es que la sociedad de la Bestia nos de trabajo, nos alimente, nos pague los cuidados en caso de enfermedad, y luego negarnos a comprarle los misiles que necesita para autodestruirse.

21.- En cuanto al enigma que nos propone Juan, se parece bastante al que proponía la Quimera a los infortunados ciudadanos de Tebas. Es una especie de travesura de profeta para que los profanos que se acercan a ese texto sagrado puedan hacer sus cábalas y sus juegos, buscando a bestias entre los dirigentes de la sociedad. Dicen los comentaristas profanos del Apocalipsis que Nerón-César lleva en su nombre el 666. Pero seamos serios. La Bestia es la fuerza interna que está en todos y cada uno la expresa en mayor o menor proporción. El enigma de Juan no es tal enigma, ya que él mismo revela que la respuesta es El Hombre, como ésa era la respuesta del enigma de la Quimera.

22.- En la tabla de letras hebraicas, vemos que el nº 6 corresponde al Vav, generado zodiacalmente por las fuerzas de Escorpio y administrado sefiróticamente por Tiphereth. En Escorpio, la Fuente del Vav, se le plantea al hombre el problema de utilizar la Luz que le viene de los signos de Fuego, transformada en fuerza de sentimientos en Cáncer, o bien para su propia gloria y exaltación o lanzarlo al mundo para la mayor gloria y exaltación de la Obra Divina en la que está participando. Si exterioriza esa Luz, se vincula a los seres y al mundo, crea lazos y se convierte en fuerza activa universal. Si la devora y la utiliza en su propia complacencia, se iluminará a sí mismo, su historia, su pasado, su tierra natal, su propia imagen reflejada en criaturas de su propio sexo, y se habrá convertido en Anomalía, en Tierra de Elección de la Bestia, especializada en los Casos Anómalos. Y no solamente será un campo de acción de la Bestia, sino un creador de Bestias por excelencia, ya que, al dejar de ser instrumento idóneo para la exteriorización de las energías creadoras, el cupo de ellas que le corresponde se va al Abismo -el Vav se exterioriza fuera del proceso creativo, como sucediera con la simiente de Onán- y forma el cuerpo del mítico Dragón y de la Bestia del Mar.

Vemos pues como el 6 -Vav- Escorpiniano es por excelencia la cifra del Hombre, porque es en ese 6 zodiacal que toma conciencia de sí mismo como entidad separada del universo y debe decidir de propia voluntad su adhesión a la Obra Universal o su distanciamiento de ella. Es con ese 6 -Vav- que los magos negros edifican su poder personal.

En el orden Sefirótico, el 6 corresponde a Tiphereth-Sol, situado en la punta del triángulo invertido, mediante el cual la Luz de Kether baja al Abismo para iluminar el mundo de los sentimientos y levantarlo. Tiphereth-Sol es el que distribuye la Voluntad y el que almacena la Conciencia, y esas funciones constituyen la otra cara de esa fuerza llamada Vav, que empezó siendo un enlace entre la Luz y las Sombras y acabó convirtiéndose en Maestro de Obras de ese edificio llamado Hombre, cumpliéndose así en esa letra la Ley según la cual el que transmite algo es el responsable de la utilización, buena o mala, de aquello que transmite. El Vav es la tercera letra del nombre de Jehová, la que propulsa la divinidad al exterior y, por consiguiente, la responsable de nuestras exteriorizaciones, ya que funcionamos como la divinidad funciona. Por todo ello está bien claro que el Vav o nº 6 es nuestra letra y nuestro número en los tres mundos en los que se desarrolla nuestra vida.

Kabaleb

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Brillante. Gracias Tristán por compartir con nosotros estos trabajos de Kabaleb

Anónimo dijo...

Tremenda sabiduría esclarecedora.
Gracias siempre por compartirla y ayudar en el camino de la libertad y de la Ascensión.