Todo lo que das, recibes

Dar lo que esperáis recibir, aún antes de haberlo recibido, tal es la ley que rige en el universo, porque vaciando vuestro interior de aquello que os apetece, más profundos serán los vacíos que han de contener los dones que esperáis.

Si es el amor, la ternura o la solidaridad lo que demandáis, comenzad por ser vosotros mismos fuentes vivas de las que manen estos dones.

De nuestra capacidad de dar depende nuestra facilidad para recibir, ya que del mismo modo que recibimos del manantial cósmico el tipo de energías que estamos utilizando en la edificación de nuestra obra humana, también recibimos de los demás, para la elaboración de esa obra, las proyecciones mentales y emotivas correspondientes a la calidad que estamos utilizando...

Es decir si lo que hacemos es odiarlos, la sociedad nos restituirá ese odio, y lo mismo ocurre con el amor.

En los intercambios humanos, siempre recibimos lo que damos. Cuando a nosotros nos parece que damos amor y recibimos odio, que damos dinero y recibimos miseria, ello se debe simplemente a un desfase entre la recepción de las energías y su utilización. Es decir, si en nuestros vacíos internos se ha acumulado el odio, el rencor, la tristeza, porque hemos pasado una vida difícil, esos sentimientos tienen que salir antes de que la nueva mercancía llamada amor aparezca, cambiando el panorama de nuestra vida.

Es algo parecido a lo que ocurre con las máquinas trituradoras de carne en las carnicerías, cuando un cliente pide un filete picado, el carnicero lo trocea y lo introduce en la máquina, pero lo primero que cae sobre el papel es la carne que ya estaba previamente en la máquina (o sea la que ya había sido picada anteriormente) y sólo cuando ésta se ha agotado aparece el nuevo filete.

Si creemos recibir de los demás algo distinto a lo ofrecido, es que nuestros resortes psíquicos estaban cargados de otros productos y la nueva mercancía que encajamos de los demás empuja esos productos hacia su exteriorización. Cuando esa maquinaria interna quede limpia, aparecerá con toda seguridad el amor.

El perdón nos ayudará, de una forma muy efectiva, a limpiar nuestros mecanismos internos.

Kabaleb