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Apocalipsis, el camino del conocimiento (9, 2ª parte)

12.- Esas langostas-escorpiones actúan con enorme delicadeza, no dañando hierba, ni árboles, ni verdura. Quizás eso que está verde acabe dando una mala cosecha, pero no se puede prejuzgar el porvenir ni sentenciarlo antes de que se vea el fruto que produce.

Sólo los hombres pueden ser dañados, o sea, aquello que se encuentra en el estadio terminal de su evolución. Y, entre los hombres a dañar, sólo lo serán aquellos que no tengan el sello en sus frentes. Esta precisión confirma que no es en el aspecto social que debemos interpretar esos textos, sino en el aspecto anímico. Esa catástrofe se desarrolla nuestro mundo interno, en el que conviven los marcados con el sello y los que son dañados por los langosta-escorpiones. Lo que en nuestra naturaleza no sigue, se ha atascado, se verá dañado por las langostas con poder de escorpiones. ..

Permanezcamos pues atentos a esa dinámica: si vemos que nuestras cosechas, a las que tantos esfuerzos hemos dedicado, son devoradas por hombres-langosta que se llevan los beneficios que legítimamente nos correspondían, y si esto se repite una y otra vez, digámonos que estamos siendo sometidos a la justicia divina, que la plaga de las langostas ha caído sobre nosotros para obligarnos a retroceder en nuestras pretensiones y a volver a empezar sobre bases distintas. No importa que nuestra obra sea válida y aun útil a la sociedad. Ya aparecerá otro que aportará a la sociedad aquello